Existe una relación directa entre un elemento de la naturaleza y ciertos aspectos de la vida espiritual, la semilla. La palabra hace uso de esta sencilla y a la vez compleja herramienta natural para ilustrar muchos de los procesos relacionados con la obra de Dios, como la salvación, el provecho que una persona da de la palabra y la obra del Espíritu Santo o la misión evangelizadora, entre otros.
Vemos como las semillas en el mundo dan un resultado según de quién provengan. Las creadas por Dios, son beneficiosas para nuestra salud y la del medio ambiente, son capaces de reproducir plantas de manera ilimitada y por lo tanto son fuente de vida. Sin embargo, las creadas por el hombre, las transgénicas o híbridas, son producto de un interés económico, pueden ser causa de enfermedades, incompatibles en muchas ocasiones con el ecosistema natural y frecuentemente su final es la muerte puesto que están diseñadas para que la planta resultante no pueda reproducirse por si sola.
Este panorama nos muestra un símil de como lo que viene de Dios trae vida y sin embargo las obras de los hombres al final solo conducen a la muerte.
Como cristianos tenemos una responsabilidad con respecto a la semilla que hemos recibido de parte de Dios, tenemos que implicarnos en su siembra para dar fruto al Reino de Dios y que ese fruto traiga nuevas semillas y a su vez nuevos frutos para continuar la obra que inicio Jesús, como hombre por el cual podemos tener vida y salvación.
No sembrarás tu viña con semillas diversas, no sea que se pierda todo, tanto la semilla que sembraste como el fruto de la viña.
Deuteronomio 22:9
Después dijo Dios: Produzca la tierra hierba verde, hierba que dé semilla; árbol de fruto que dé fruto según su género, que su semilla esté en él, sobre la tierra. Y fue así. Produjo, pues, la tierra hierba verde, hierba que da semilla según su naturaleza, y árbol que da fruto, cuya semilla está en él, según su género. Y vio Dios que era bueno.
Génesis 1:11-12
No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará. Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Gálatas 6:7-8
Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer.
Génesis 1:29
El que sembrare iniquidad, iniquidad segará, Y la vara de su insolencia se quebrará.
Proverbios 22:8
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? Él les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues, que vayamos y la arranquemos? Él les dijo: No, no sea que al arrancar la cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero recoged el trigo en mi granero.
S. Mateo 13:27-30
Ciertamente, en otro tiempo, no conociendo a Dios, servíais a los que por naturaleza no son dioses; mas ahora, conociendo a Dios, o más bien, siendo conocidos por Dios, ¿cómo es que os volvéis de nuevo a los débiles y pobres rudimentos, a los cuales os queréis volver a esclavizar?
Gálatas 4:8-9
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo; porque de la abundancia del corazón habla la boca.
S. Lucas 6:45
Hay camino que parece derecho al hombre, Pero su fin es camino de muerte.
Proverbios 16:25
y los que hicieron lo bueno, saldrán a resurrección de vida; mas los que hicieron lo malo, a resurrección de condenación.
S.Juan 5:29
De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto.
S.Juan 12:24